La ibicenca María Bofill se doctora en
Arqueología prehistórica gracias a sus investigaciones en yacimientos
sirios entre 2007 y 2011
josé miguel l. romero | ibiza
María Bofill quería ser astrónoma, pero ha acabado excavando en el
desierto de Siria a 50 grados a la sombra. Antes miraba con asombro las
estrellas, en parte por la influencia de Chus Palomeque, profesora de
Química del instituto Sa Blanca Dona, y en parte por su tío, José Luis
Bofill, presidente de la Asociación Astronómica de Ibiza. Pero a esta
doctora en Arqueología prehistórica le fascinan ahora los instrumentos
de molienda del neolítico, sobre los que ha escrito una tesis (cum
laude) de larguísimo título: ´Inicio y consolidación de las prácticas
agrícolas durante el neolítico en el Levante mediterráneo (septentrional
y central): el proceso de molienda y trituración a partir del análisis
funcional del instrumental macrolítico´. Investigadora postdoctoral del
departamento de Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona,
forma parte del Grup de Recerca Arqueològica en el Mediterrani i Pròxim
Orient que dirige Miquel Molist, catedrático de Prehistoria de la UAB,
una eminencia en esa materia y mentor de la ibicenca.

Un libro
sobre arqueoastronomía (estudio de los yacimientos arqueológicos con
función astronómica, como Stonehenge) que acabó en sus manos le cambió
la vida. De querer conocer los secretos de los agujeros negros pasó a
investigar los cambios que supone el surgimiento y la consolidación de
las prácticas agrícolas en el Levante mediterráneo a partir del análisis
de una parte del proceso agrícola: la molienda y la preparación de los
plantas para su consumo. En el período que estudia, el neolítico, «las
comunidades humanas del Próximo Oriente experimentan y consolidan nuevas
formas de producción de alimentos, como la agricultura y la ganadería,
así como nuevos patrones de ocupación del territorio (hay poblados
sedentarios cada vez más grandes) y nuevas formas de organización
económica y social. Es, asegura, un paso fundamental en la evolución
humana: en cuatro milenios (10200-6000 a. C.) el hombre crea un nuevo
sistema socioeconómico que marcará el desarrollo de las comunidades
siguientes del Próximo Oriente y, posteriormente, también del continente
europeo.
La
mayor parte de sus investigaciones las ha realizado en yacimientos
sirios: el principal ha sido el de Tell Halula, cerca de Membij, pero
también ha estado en los de Tell Aswad (situado entre Damasco y su
aeropuerto); Jeef el Ahmar, en el Valle del Éufrates, y Chagar Bazar, en
Hassake, algunos tomados por Daesh. Allí llegó por primera vez en 2007,
tras acabar la carrera de Historia en la UAB: «Estaba haciendo planes,
contactando con profesores de Mallorca para hacer la tesis sobre
Balears, cuando Miquel Molist me ofreció trabajar ese verano en un
yacimiento de Siria. Allí me quedé pasmada y alucinada con la
arqueología neolítica del Próximo Oriente. El yacimiento es increíble,
de los más espectaculares de ese periodo por su buena conservación. A
los pocos meses me concedieron la beca prodoctoral, lo que me dio cuatro
años de estabilidad para poder sacarlo».
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